Había llegado el gran día después de una semana mirando diariamente el pronóstico para el momento del eclipse. Las condiciones visuales eran excelentes (curiosamente siempre que hay alguna efeméride destacada el tiempo no suele acompañar). La ultra-previsión es algo que no puedo controlar y junto con la emoción que tenía ese día hizo que 3 horas antes del eclipse ya estuviera montando el equipo. La puesta en estación del equipo (para poder hacer un seguimiento del objeto perfecta) en horario diurno es algo más complicada, ya que al no poder alinearlo con las estrellas añadía un poco más de sufrimiento al momento. A las 10h ya estaba con el equipo montado y esperando a que la luna iniciara su tránsito por delante del sol y empezara el ansiado acontecimiento. A pesar de que el cielo estaba completamente despejado, hacía mucho viento hacia que el telescopio temblara en algunos momentos. ADVERTENCIA: El uso de filtros específicos para mirar el Sol es de vital importancia para no quedarse ...