¿Por qué las estrellas tienen diferentes colores?
El color de las estrellas depende de la temperatura de su superficie. El color azulado implica radiaciones más intensas y, por tanto, corresponde a temperaturas mayores.
Así pues, aunque parezca un poco contradictorio, las estrellas azules son las más calientes; y las rojas las menos calientes.
En la siguiente imagen podemos entender con un ejemplo lo que acabamos de aprender:
De esta manera, deducimos que la temperatura superficial de la estrella Betelgeuse es menor que la estrella Bellatrix.
Así, en astronomía, los colores de las estrellas varían en función de su temperatura y también de su edad. En el cielo encontraremos estrellas de color blanco-azulado o estrellas de color anaranjado o rojizo.
¿Hemos dicho edad? Asi es, porque viendo de qué color son las estrellas podemos deducir su antiguedad también.
Las estrellas más jóvenes tienen una tonalidad más azulada y las estrellas más viejas, más rojiza. Esto es debido a que cuanto más joven es una estrella, mayor energía genera y mayor temperatura alcanza. Por el contrario, cuando las estrellas van envejeciendo, generan menos energía y su temperatura disminuye hasta colores más rojizos. Sin embargo, esta relación entre su edad y su temperatura no es universal ya que depende del tamaño de las estrellas. Si una estrella es muy grande, consumirá su combustible más rápidamente y se volverá rojiza en un tiempo más corto. En contra, las estrellas de menor masa tienen una “vida” más larga y tardarán más en abandonar su color azul.
En algunas ocasiones observamos estrellas muy próximas entre sí de colores muy contrastados. Este es el caso de la estrella Albireo**, en la constelación del Cisne. A simple vista, Albireo parece una estrella simple. Pero con un telescopio o unos prismáticos veremos que se trata de una estrella doble de colores muy diferentes.
La estrella más brillante es de color amarillo (Albireo A) y su compañera de color azulado (Albireo B). Sin duda es una de las dobles más bonitas y fáciles de observar.
** Se trata de una estrella doble catalogada como par óptica (no tienen relación entre si).
Seguro que alguna vez te has fijado en ese contoneo frenético de las estrellas, ese “titileo” o “parpadeo” constante. Además, habrás notado que ese parpadeo resulta ser más intenso según miramos más cerca del horizonte.
Esto es debido a que cuanto más cerca del horizonte está un astro, más cantidad de atmósfera tiene que recorrer su luz para llegar a nosotros y, por tanto, más se ve afectada por la turbulencia atmosférica. Pues bien, en el caso de Sirio, al ser muy brillante el efecto es más llamativo. Así pues, en noches poco estables y cuando se encuentra cerca del horizonte, esta turbulencia hace que la estrella parezca no estarse quieta y vemos como si brillase con distintas tonalidades. Un efecto natural y cotidiano que no tiene nada que ver con las estrellas y que también afecta a la calidad de las observaciones y de las astrofotografías.
Si quieres, puedes leer mi post sobre ESTRELLAS DOBLES O SISTEMAS BINARIOS